Liderazgo fallido
Quizá el liderazgo está sobreestimado en nuestro imaginario. De hecho, debo decir que buena parte de los lectores que tendrán acceso a esta entrega estarán tentados a abandonar su lectura en la primera línea, gracias a un “hasta cuando” que es gritado con fuerza desde el subconsciente, cada vez que alguien pretende hacer algún aporte sobre el tema.
Creo que es un error. No por que este artículo sí vaya a hacer grandes aportes (aunque espero que así sea), sino porque hay fenómenos en la vida que nunca terminas de conocer; considerando que cada caso es distinto y que las recetas mágicas e infalibles no existen.
Sin embargo, es muy probable que alguno de los mismos lectores que permanecen con nosotros hayan sido partícipes o hayan conocido la experiencia de alguien, o incluso de alguna organización, que invirtió tiempo, recursos, energía e ilusiones en un programa de liderazgo que no funcionó. Entendiendo por uno que funciona, una experiencia de aprendizaje gracias a la cual alguien mejora y se desplaza de un punto “A” a un punto “B”.
¿Por qué sucede esto? Recientemente como parte de una Certificación para la Creación de Programas de Desarrollo de Liderazgo de la Asociación para el Desarrollo del Talento de los Estados Unidos de América, la ATD, pude estudiar las cuatro principales razones que ellos plantean, que he tenido la oportunidad de validar entre los éxitos y los fracasos de los últimos 18 años de mi vida, y que hoy me permito parafrasear para compartirlas.
- Foco en el contexto. Cuando el enfoque está en el objetivo general de formar líderes y se pierde de vista el específico “para qué”.
- Divorcio entre la reflexión y el mundo real. Experiencias de aprendizaje que se quedan en lo conceptual y no están conectadas con el día a día.
- Subestimar la mentalidad. Cuando un contenido es facilitado sin conocer la mentalidad de quienes se pretende impactar por que es una “fórmula perfecta que ha funcionado antes”.
- No medir los resultados. Asumir que todo va a funcionar “por que sí”, sin detenerse a evaluar y medir oportunamente el impacto en los resultados visibles.
Yo agregaría una quinta razón: falta de humildad para aceptar que todos, siempre, tenemos algo nuevo que aprender.
Por: Argenis Angulo, facilitador de CIDES Corpotraining.
Magister en Ciencias de la Comunicación, Licenciado en Comunicación Social (U. del Zulia – Venezuela), Vicepresidente Ejecutivo Mundial de Junior Chamber International.
En relación a su Curso: Liderazgo Trascendente
No Comments